23 abril 2006

Primeras andanzas de la vespa



Ya estamos en casa para celebrar el 60º aniversario de Vespa. Y para rendirle honores a mi vespa en concreto, porque se ha portado como una campeona en este primer viaje de cinco días y 721 kilómetros por Navarra. Hemos vuelto un día antes de lo previsto, porque ayer sábado pasamos la mañana en Artajona esperando a que escampara. Pero aquello era el danubio universal, así que decidimos suspender la etapa de Tierra Estella y Urbasa, buscar refugio en Pamplona y después regresar a San Sebastián.

Un viaje por Navarra siempre deja la mandíbula colgando. La vespa ha remontado el Bidasoa; ha faldeado los Pirineos; ha escalado sus primeros puertos de más de mil metros (Artesiaga, Ibañeta, Remendía, Abodi); ha pasado por el pueblo más bajo y por el más alto de Navarra (primer concurso de este blog: una lata de pochas Orlando para quien acierte cuáles son esos pueblos); ha atravesado bosques (Quinto Real, Irati) y desiertos (Bardenas), ha cruzado valles y llanuras, ha aparcado junto a monasterios, castillos, caseríos, ermitas, cabañas y hasta una granja de cerdos (cuando llegamos a la granja, el encargado notó un olor extraño y se giró hacia nosotros).

En los próximos días os iré contando algunas historias de la vuelta véspica a Navarra; por ahora adelanto unas conclusiones de este experimento: en vespa se viaja de maravilla, incluso con dos a bordo. En carreteras nacionales y autovías la moto marcha bien, cómoda, a 80-90 km/h, acoplada al ritmo de los camiones. Pero procuramos pisar esas rutas principales lo menos posible, porque donde disfrutamos de verdad es en las carreteras secundarias: la vespa se desliza por subidas y bajadas, curvas y contracurvas, se emociona en las rectas (¡105 km/h entre Carcastillo y Caparroso! ¡115 km/h bajando El Carrascal!) y pasa de puntillas por los pueblos. Tramos de disfrute véspico excepcional: entre Irurita y Eugi (en 27 kilómetros de bosques nos cruzamos con un solo coche); los repechitos y serpenteos del tramo Lumbier-Aibar-Cáseda-Carcastillo; o el regreso de ayer de Pamplona a Donosti, subiendo por Madoz, bajando por las faldas de Aralar y por las curvas de herradura de Azpirotz, culebreando por las gargantas del río Araxes y cruzando ese túnel con la vieja viejísima pintada que dejamos de ver desde que hace once años empezamos a usar la autovía, esa pintada que nunca sabemos si adjudicar a creyentes fervorosos o a nadadores ateos: “¡Nada sin Dios!”.


Con la vespa se siente el relieve: las cuestas cuestan, hay que acertar con las marchas para ver si llegas al final del repecho en tercera o metes segunda, y las bajadas hay que trabajarlas curva a curva. El viento se sufre o se disfruta; el frío y el calor se perciben con detalle (por ejemplo: sentimos perfectamente la bolsa de aire caliente y seco que se acumula siempre en la garganta del Araxes en Betelu, un microclima que permite la extravagancia de un encinar en un valle cantábrico tan frío y húmedo como ése. En coche ni te enteras). El sol y la lluvia deciden la ruta (si jarrea, como en Artajona, se aprovecha el rato para leer o para reescribir las notas del cuaderno). Y además la vespa enciende conversaciones, porque la gente se arrima a curiosear.

(Foto: Castildetierra, en las Bardenas)

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Enésimo intento. Hola, soy Germán, me mola mucho el viaje que estás haciendo y el modo en que lo haces. ¿Qué cilindrada tiene tu vespa? ¿Has tenido que prepararla para hacer estos viajes? Responde aquí, o si prefieres a "ahilollevas@homail.com", gracias. Suerte, y pásata por Alcalá de Henares, al ladito de Madrid.

Anónimo dijo...

Ze galdera erraza Ander!! Abaurrea goiena eta Bera. Barkaezina da erronkariko ibarratik ez igarotzea....

Ander Izagirre dijo...

Germán: es una vespa 200, de 13 añitos pero sólo 4.000 kms, está casi nueva y la compré por ¡550 euros! (itv, impuesto de circulación y transferencia incluidos en el precio). Un chollazo, vamos. Y la encontré la primera vez que entré en una tienda a preguntar, cuando yo pensaba que tardaría mucho en encontrar una buena candidata. Gracias por el mensaje, y tomo nota de Alcalá de Henares: si la vespa me lleva cerca, recuérdamelo y me paso.

Anonimo hori: zuretzat babarrun lata. Baina nor zaren ez dakidanez, oenegeren bati eman beharko diot. Arrazoi duzu erronkariko ibarrari buruz, baina askotan ibili naiz handik eta ibilbidean ere aukerak egin behar dira, ezin txoko guztietara iritsi. Zaraitzuko bailara ere ederra da!

Anónimo dijo...

"Las cuestas cuestan", gran hallazgo tautológico similar a lo que le ocurrió a Gonzalo Robles la primera vez que pisó algo que no fuera asfalto: "¡El monte pincha!", exclamó compungido. Y era verdad.

Anónimo dijo...

Coñe, Ander, ¿qué haces en "Monument Valley"?

Anónimo dijo...

Por un plato de pochas: del más bajo no tengo ni idea (las depresiones son la especialidad del "psiquiatra" que realiza este blog), pero el pueblo navarro más alto, ¿puede ser Abaurrea o Bigüezal?

Ander Izagirre dijo...

Nahúm, con tu nivel de euskera seguro que te das cuenta de que alguien se te adelantó con las respuestas correctas. Te quedas sin pochas. Nos queda el café pendiente.

Anónimo dijo...

Conozca Navarra con el Erri-Berri.
Sin saberlo, tras 10 temporadas en Regional Preferente, he tenido la suerte de conocer bastante bien la Comunidad Foral. En Larraga, pueblo natal de mi abuela, entre Tafalla y Estella, junto al sempiterno "¡Nada sin Dios!", otra pintada aclara el sesgo tal graffitti: "¡Viva la Virgen!". Lo que no sé es si era la firma.

Anónimo dijo...

enegarren ahalegina,ea oraingoan zorte ona opatzeko balio didan, mr.vespander.besarkada